Sin duda el día de más afluencia en el recinto de la playa de Burriana fue el sábado, día en el que los irlandeses Two Door Cinema Club encabezaban el cartel. El sábado fue el día de más calor, de más gente en el festival; día de empujones y derrames de copas y cerveza, día en el que cruzar de un escenario a otro podría costar alrededor de 15 minutos. Los conciertos de Kakkmaddafakka y Lori Meyers sirvieron para calentar el ambiente en el escenario principal pero también para coger sitio mientras se esperaba a la sombra a que llegasen las 2.45 de la madrugada.
Las ganas de escuchar en directo los éxitos What You Know, I Can Talk o la nueva Sleep Alone hicieron que muchos sounders se rifasen la primera fila del escenario Desperados desde las seis y media de la tarde. Algo más de 7 horas de espera que se solventaban con bebida y se amenizaban con risas y conciertos de grupos que, quizá, nunca antes nos habíamos parado a escuchar. Para muchos este es el caso de Kakkmaddafakka. Ellos salieron tan encatntados del mismo que incluso pidieron a la organización volver a tocar en la siguiente edición. Y es que el concierto de estos chicos hiperactivos fue uno de los mejores que se vivieron en Burriana. Puedes no saberte ninguna canción y ni siquiera saber cómo se llaman esos locos rubios que tienes delante, que te lo pasarás igual de bien. Ya sea siguiendo los pasos de bailes sacados de una clase de aeróbic de sus dos coristas y bailarines o porque la calidad de sus canciones es tal, que es imposible que acaben sin gustarte.
El sábado también fue el día de los grupos granadinos. Unos casi recién llegados Napoleón Solo abrían el escenario Legendario a plena luz del sol, a la hora tan taurina de las 18.30. Demostraron que su segundo trabajo Chica Disco funciona bien en directo pero aún las canciones de Napoleón Solo en la ópera son las que Imperan. Tiene Que Acabar, la delirante Lolaila Carmona frente a Antes de que ocurriera o Sospecho Sospecho. Lori Meyers, de la mano del excelente showman que es Noni, enloqueció tanto a chicas como a chicos. De momentos tiernos como Sus Nuevos Zapatos o el recuerdo del Hostal Pimodan pasamos a la desenfrenada Mi Realidad o Alta Fidelidad. A los Lori les pasó lo mismo que les pasó luego a Niños Mutantes, aunque los dos grupos dispusieron de bastante tiempo para hacer gala de su directo, su cancionero se va haciendo tan extenso que duele que a veces se dejen alguna canción en el tintero. A los mutantes les faltó Mi Mala Memoria por ejemplo pero pese a eso hicieron un concierto de 10. Lo dijimos ese día en Twitter y hoy lo repetimos, qué bien silba en directo Juan Alberto.
Del sábado también nos gustó lo bien que sonaron en el Beach Club los Ragdog, derroche de simpatía y calor es lo que vivimos con ellos. Menos mal que a un tiro de piedra estaba la piscina y la playa para refrescarse. Y qué decir de dos de nuestros grupos emergentes: Grises y Kenedy. En primer lugar, en la cara, damos nuestra más sincera enhorabuena a los chicos de Grises, cada vez suenan mejor en directo y sus canciones nuevas están a la altura de las que componen El Hombre Bolígrafo. Siguen la misma estela positiva, feliz y llena de Esperanza, seguidles la pista porque llegarán lejos. Y en la cruz, nos dio mucha pena ver que el Beach Club estaba prácticamente vacío con Kenedy. Tocaban a una hora inmejorable, a las 22horas. Pero con tan mala suerte de en la otra punta del festival y precisamente en el escenario principal en 45 minutos empezarían su concierto los Lori Meyers, y ya se sabe, era el día de Two Door Cinema Club y de ahí no se iba a mover nadie.
In a few weeks, I will get time, To realise it’s right before my eyes, And I can take it if it’s what I want to do. Quizá ésa era la frase que los más de 55 mil sounders que se dieron cita el sábado querían entonar. Quizá muchos sólo habían comprado su entrada para vivir ese momento. No vamos a decir que los chicos de Two Door Cinema Club hicieron un concierto malo porque estaríamos mintiendo. Sí diremos que fueron un pelín parcos en palabras con su enloquecido público. Muy buenas canciones, muy buen sonido, una puesta en escena exquisita… y el público encantado, que es lo que importa. Pero, sin embargo, los irlandeses no tocaron la hora y cuarto que tenían programada, se dejaron temas en el limbo y desaparecieron del escenario a la hora justa de concierto. En rueda de prensa desde la organización se escudaron diciendo que «sólo tienen un disco en el mercado. No hubo ningún motivo por el que acabara 15 minutos antes». Según palabras de David Sánchez. Razón no le falta al director del Arenal Sound pero nosotros pudimos ver a los irlandeses un par de meses antes, en el Día de la Música de Madrid y allí si hicieron un concierto de hora y cuarto.
Otra cosa diremos, no negamos que ese sin duda era el concierto más esperado de todo el festival, pero a nosotros no fue el que más nos gustó. Ese halago se lo dejamos a The Wombats, a los tres simpáticos amigos de Liverpool. Ellos eran los encargados de cerrar el festival como los cabezas de cartel del domingo. Pero antes de que ellos subieran al escenario pasaran muchas más cosas. El 5 de agosto era el último día de festival. Un domingo. Por esa razón fueron muchos los sounders que desde el medio día empezaban a recoger sus cosas en los campings para iniciar el viaje de vuelta hacía su rutina de trabajo del lunes por la mañana. Otros aguantaron hasta media tarde y finalmente éramos pocos los que estábamos en el recinto hasta el final.
Bongo Botrako, tienen que darle mucho las gracias a su famoso ‘chipirón’, fueron los encargados de hacer sudar en el Beach Club a los sounders desde las 17.30 de la tarde. Su concierto acabó y la desbandada general fuera del recinto fue descomunal. No sabemos bien si hacia el camping, a la playa o a hacer amigos en el paseo marítimo, lo cierto es que el concierto de Stay en el escenario Legendario estaba muy muy vació. A medida que las canciones avanzaban se iba acercando más gente pero bien por el cansancio o por el concierto algo soso, a nuestro parecer, que estaban ofreciendo, la gente se iba sentando en el suelo, en la sombra a ser posible.
Smile, por contra, hicieron un concierto mucho más atractivo y fueron una de la sorpresas del festival. Tan simpáticos fueron que después de su concierto fueron a la zona de acreditaciones de pulseras a regalar los discos que habían traído. Uno de los primeros platos fuertes de la noche, Clap Your Hands Say Yeah, sonaron tan tan bien que parecía que habían dado el play a su disco. Prácticamente no dejaron margen a la improvisación. No sabemos si esa ejecución tan pulcra es buena o mala, solo sabemos que eso a nosotros no nos gusta. De Ting Tings esperábamos algo más. Cierto es que su nuevo trabajo Sounds From Nowheresvile no tiene la calidad de We Started Nothing, pero es innegable que va ganando con las escuchas. Luego en directo Katy y Jules lo dieron todo, o eso intentaron. No lograron levantar del todo al público y eso se notó. A nosotros nos gustaron más en el Dcode del año pasado.
Con tan solo dos discos en el mercado, The Wombats bien pueden sentirse orgullosos de presumir de que muchas de sus canciones son casi himnos. Empezaron con Our Perfect Disease, la misma que abre su segundo trabajo This Modern Glitch. Pero no faltaron Moving To New York, Tokio, Techno Fan, Tokio o esa que les llevó al estrellato y que en realidad poco tiene que ver con la música que de verdad hacen, ese Let’s Dance To Joy Division. Hasta varios pogos vivimos en las primeras filas. Matthew Murphy, Daniel Haggis y el noruego Tord Øverland-Knudsen derrollaron simpatía por cada poro de su piel. Un concierto donde ni faltó ni sobró nada, rayando la perfección en sonido, puesta en escena y calidad musical. Para nosotros fue el mejor concierto del Arenal Sound 2012.