El 10 de agosto de 2007 murió Tony Wilson, gurú de la música moderna, en el Hospital Christie de Manchester, a los 57 años a causa de un cáncer de riñón. Es decir, hoy hace catorce años que el mundo de la música se quedó huérfano. Él, Anthony H. Wilson, situó a Manchester en el mapa como centro neurálgico de la cultura, con permiso de Londres; quizá por eso las bandas siguen agotando los conciertos allí antes que en ningún sitio.
También gracias a él y su apuesta por la música con programas como So It Goes, y por su incansable fuerza de voluntad, conocemos hoy a grupos como Joy Division, New Order o Happy Mondays entre tantos otros. Y si eso te parece poco, aún hay más: marcó un antes y un después en la cultura de la música disco con The Haçienda, qué fue un templo de culto para el Acid House y el sonido Madchester.
El impacto cultural de Tony Wilson es innegable. Cambió la cultura popular. También fue un visionario y un romántico que nunca ganó dinero con sus negocios. El dinero salía tan rápido como entraba; es posible que el mítico club Haçienda se lo llevase todo, pero siempre ganó la música y, ante todo, Manchester. De hecho, muchos de sus amigos tuvieron que costearle la medicina para su lucha contra el cáncer ya que la sanidad pública de Reino Unido no lo cubría. Esa y muchas otras cosas se cuentan en el emotivo documental que preparó Granada TV (su casa televisiva) cuando falleció su compañero.
La excentricidad la llevó hasta el punto de que no sólo se etiquetaban los discos que se producían en Factory Records, su propio ataúd se etiquetó bajo el FAC 501; para su funeral quiso que sonase la canción Bob´s your Uncle de Happy Mondays; su lápida la diseñaron Peter Saville y Ben Kelly en un elegante granito negro, que no sabemos si fue por ironía del destino como todos los trabajos de Saville, pero llegó tarde. Tres años tuvo que esperar por ella, se instaló en 2010 en el Southern Cemetery, en Chorlton-cum-Hardy.
Cuando murió los medios en España le llamaron “empresario” algo que, aun siendo cierto, en su caso me parece despectivo. No era un empresario: era un maldito gurú. Siempre provocativo. Inspiraba amor y odio a partes iguales. Quizá lo que pasó en Manchester en aquella época sea lo que pasa siempre con las grandes historias: Tony Wilson estaba en el momento y en el lugar exacto en el que debía estar. Algo estaba en ebullición; la ciudad entera lo estaba, y él fue el gran catalizador de todo ello.
Pero de momento, celebremos la gran vida de Anthony H. Wilson, o del “Alcalde de Manchester” como muchos otros le llamaban. La vida de ese chico de Salford que estudió periodismo en Cambridge y que trabajó para Granada TV y BBC. Aquel que dio el debut televisivo a los Sex Pistols interpretando Anarchy in The UK cuatro meses antes de que la canción fuese lanzada. Visionario, como decíamos antes. El acontecimiento tuvo lugar el 28 de agosto de 1976, como no, en So It Goes. Podéis verlo en tan solo un clic.
En 1978 creo Factory Records, la pequeña gran discográfica que vio nacer a Joy Division, New Order, Happy Mondays, Northside, James… En 1982 creó The Haçienda, pero nunca fue rentable y en 1997 echó el cierre. Pero de eso habla Peter Hook con mucho más detenimiento en su libro The Haçienda: Cómo no llevar un club.
Hay muchas frases elocuentes que se le atribuyen y que, a ciencia cierta, no se sabe si las dijo o no, como, por ejemplo: “soy un actor secundario en la propia historia de mi vida”, que puede escucharse en el fantástico biopic 24 Hour Party People (2002) de Michael Winterbottom, pero nuestra favorita es: “hazlo por ti mismo, sé tu propio cliente. Hazlo por ti mismo e ignora a todos”, extraída de una entrevista del programa de Jools Holland.
Esa premisa nos la aplicamos nosotros mismos a diario, ya que no solo ha sido una fuente de inspiración para músicos. También para muchos periodistas. Así que tal y como ha publicado hoy New Order en Twitter, gracias Tony, porque tu legado vivirá siempre.