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FIB BENICÀSSIM ’12

Sea por la crisis, por un cartel no tan bueno como otros años, o por ese injusto solapamiento en fechas con el BBK Live, en la explanada calenturienta del asfalto del escenario Maravillas vimos mucha menos gente que por ejemplo el año anterior. El calor asfixiante en esta edición también se vivió pero no fue causado por los empujones y bailes del concierto de los Strokes del año pasado. Menos gente aunque para nosotros la gente justa para disfrutar de los conciertos.

Se ha dicho que la asistencia por día fue de 40mil personas. Nosotros no entendemos de números ni de estadistas pero la sensación que nos dio es que el camping el domingo estaba medio vacío. Muchos habían ido al festival para el viernes y sábado aunque en su muñeca luciesen la pulsera de 4 días. No nos engañemos, ahora gracias a las redes sociales y sobretodo gracias a Twitter, siempre hay gente que no puede asistir y te deja la entrada más barata. O mucho mejor, siempre habrá webs inglesas que te vendan el abono por 10 libras, tal y como nos confirmaron un grupo de amigos mientras montaban su tienda en el camping.

El camping es tema a parte. El viernes a las 14.00 era casi imposible acampar. Los responsables del camping no dejaban acampar en los lugares no habilitados, es decir, en los lugares donde ellos no habían proporcionado sombra con unas lonetas. Lo que hizo que las tiendas estuviesen extremadamente juntas y que los fibers que acampaban el viernes y el sábado se las tuviesen que ingeniar.

El 70%  del público era de procedencia británica, lo que no quiere decir que el 30% restante sea español. Costaba cruzarse con gente que hablase castellano, hasta el punto de que algunos de los servicios ofrecidos en el festival podían pagarse en libras. Por esta razón quizá el público que se acercó a ver a Jero Romero, Klaus & Kinski era más bien escaso. Aunque los pocos que estaban, disfrutaban por ejemplo con la nueva apuesta, feliz y un tanto hippiesca, del toledano.

La cancelación de Florence and the Machine y de Bat For Lashes, abrupta y de una manera casi precipitada en ambos casos, no hizo que el Fib decayese. Por un lado, The Maccabees, que serán los teloneros de The Black Keys en Madrid, fueron la gran sorpresa del viernes pese a que Miles Kane firmó un concierto ejemplar. A plena luz del sol y con un sofocante calor, la mitad de The Last Shadow Puppets, fue el encargado de enloquecer al público con conciones como Inhaler, donde vivimos tal pogo en las primeras final del que aún no damos crédito.

Miles Kane tocó a las 20.15 del viernes, pero quizá lo peor fue la hora de Delorentos el sábado, a las 19.00 en el escenario Maravillas donde la primera fila la llenaban fans de Jessie J, pancartas incluidas. Los irlandeses no lograron conectar del todo con el público. Merecían haber tocado a otra hora, quizá en la caída del sol. A esa hora todavía son muchos los fibers que prefieren estar un rato más en el camping degustando una fría sangría.

Dylan es Dylan, y ofreció al respetable un concierto emotivo y muy correcto. Pero si tenemos que ser sinceros, llegó a aburrir. Por Las redes sociales se ha dicho de todo, alabando el concierto y tirándolo por los suelos, pero lo cierto es que a Dylan, en las pantallas que retransmitían el concierto, casi ni se le veía. Le intuíamos detrás del piano por aquel sombrero que llevaba. Además, el plano fijo que enfocaba a la banda daba una imagen completa de frialdad hacia al público. Hasta el punto de que quienes descubrieron dónde estaban emplazadas esas cámaras se estuvieron divirtiendo un buen rato a tapar la imagen de la banda mientras hacían figuritas con las manos.  De hecho,  la grada de prensa empezó llena hasta la bandera y a medida que las canciones iban representándose, esta se fue vaciando… Reiteramos, Dylan es Dylan pero quizá este festival no fuese la mejor forma de disfrutar de su música.

Stone Roses eran otros de los grandes esperados en el festival. Ian Brown, Reni, Mani y John Squire citaron a cientos de fieles que coreaban sus canciones hasta desgañitarse, muchos de ellos ni siquiera habían nacido cuando los de Manchester decidieron separarse. I Wanna Be Adored, She Bangs The Drums, Made Of  Stone y I Am The Resurrection sonaron impecables, mucho mejor de lo que la gente esperaba.

New Order, por su parte y sin Peter Hook, no dieron un concierto acertado pese a estar lleno de temazos. Memorable fue el recuerdo a Ian Curtis en el mismo día de su cumpleaños, el 15 de julio. La decepción vino de la mano de Crystal Castles y la falta de luz en el escenario. De tan oscuros, siniestros y misteriosos que quieren parecer se olvidaron de que a más de 200 metros también había gente viéndoles y que su concierto desde esa perspectiva parecía un borrón negro y que en vez de una banda sobre el escenario se había pinchado la música de algún grupo. Ni desde las primeras filas se les intuía.

Sin duda, nosotros nos quedamos con el concierto de Noel Gallagher, un concierto soberbio donde los haya, en el que sus canciones se coreaban de la misma manera que se coreaban años atrás las de Oasis. Incluso el mismo Noel ha reconocido en su página web que quizá este fue el mejor concierto de su carrera en solitario, y por qué no, de su carrera en sí. Épico fue Don’t Look Back In Anger. Y aquí está el video, porque ya se sabe que una imagen vale más que mil palabras.

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